Ver películas y series en Versión Original, hablar con nativos angloparlantes, inscribirse en la Escuela Oficial de Idiomas. ¿Cuál es el mejor método para aprender inglés?
El inglés, hoy en día, se considera un conocimiento básico, como puede ser la informática a nivel de usuario. Una asignatura pendiente para una buena parte de la población, que parece ir resolviéndose, poco a poco, con las generaciones más jóvenes.
Ponerse a estudiar inglés a determinada edad nos echa un poco para atrás. A nadie le apetece con 40 años inscribirse en una academia de inglés y compartir pupitre con alumnos de enseñanza media, que podrían ser tus hijos, y que resulta que tienen un dominio de la lengua de Shakespeare notablemente superior al tuyo. Tal vez por eso, busquemos inevitablemente atajos para aprender esta lengua en menos tiempo y con menos esfuerzo. Pero, ¿estos atajos son efectivos?
David, que imparte clases de inglés en la Academia Brays, una academia de idiomas ubicada en Getafe y Santander que dan clases de inglés a niños de 2 años y a adultos de 60, nos cuenta que el primer problema que existe en el estudio de una lengua extranjera es detectar el nivel de conocimiento del alumno. A partir de ahí, se inicia el proceso de enseñanza.
Muchas veces empezamos un curso de inglés estudiando lo elemental, el verbo to be y las clásicas preguntas de Who are you? Nos aburrimos y dejamos de estudiar. Por lo que nunca avanzamos en nuestro conocimiento.
Ahora tenemos más opciones y recursos que nunca para aprender inglés. ¿Hasta qué punto estas opciones nos resultan útiles?
Pasamos a analizar algunas de ellas.
La inmersión lingüística.
El blog Políglota defiende que la inmersión lingüística es el método más rápido y efectivo para aprender inglés. La inmersión lingüística consiste en sumergirse en un entorno en el que solo se habla este idioma y, por tanto, necesitas recurrir a él para comunicarte con los demás.
La manera más efectiva para practicarlo sería vivir durante una temporada en un país angloparlante. Irse a Londres, Dublín o Estados Unidos. Para los estudiantes existen cursos de intercambio. Para los que han terminado de estudiar, siempre se pueden liar la manta a la cabeza y viajar a Inglaterra para buscar trabajo. Sea cual sea la opción elegida, requiere una inversión de dinero previa.
Por otro lado, la cabra tira al monte. Conozco el caso de un conocido que en los años 90 del siglo pasado se fue a Londres para perfeccionar su inglés. Al ser un joven extranjero lo contrataron en un restaurante hindú para lavar platos. Sus compañeros de piso y de trabajo eran españoles. Al no trabajar cara al público, a penas utilizaba su inglés para comprar en el supermercado. En su vida cotidiana utilizaba más el castellano que ningún otro idioma. Su año en Inglaterra fue una experiencia vital, pero no podemos decir que ampliara su nivel de inglés considerablemente.
Hoy existen otras alternativas para practicar inglés en un entorno de inmersión lingüística sin necesidad de irse a vivir a Londres. Son frecuentes los campamentos de inglés para niños y adolescentes. En algunas ciudades de España, algunos bares y cafeterías organizan sesiones de intercambio con personas extranjeras en las que se habla inglés. Se supone que en estos encuentros, los turistas se relacionan con la población nativa y los oriundos del lugar tienen una oportunidad para practicar el idioma. Aunque parece una actividad divertida, siempre es recomendable tener un nivel de inglés solvente para que el intercambio no sea un fiasco. Al menos en lo que se refiere al aprendizaje del idioma. En otros aspectos, siempre puedes conocer gente curiosa.
Hobbies.
Esta es una opción autodidacta que se ha hecho popular en los últimos tiempos. Se trata de ver series y películas en inglés, leer libros en inglés o escuchar música en inglés entendiendo la letra de las canciones.
Tenemos, hoy en día, unas facilidades increíbles para practicar este método. Desde Netflix podemos ver nuestras películas o series preferidas en versión original, con los subtítulos en castellano y esforzarnos por seguirlas. En Amazon Kindle, por ejemplo, podemos descargarnos en el móvil o en la tablet libros en inglés y leerlos.
Quien practica este método dice que a base de persistir termina dando resultados. Conozco una chica bielorrusa que llegó a España con unos conocimientos básicos del castellano. Insuficientes para desenvolverse con naturalidad en el país. En una ocasión me comentó que aprendió nuestro idioma viendo la televisión.
La última vez que la vi me dijo que estaba aplicando el mismo método para aprender inglés. El tiempo que estaba en casa tenía conectado el canal Historia de televisión con los subtítulos en ruso.
En el caso de mi amiga, podemos decir que el aprendizaje del castellano se dio por una mezcla de practicar sus hobbies con la inmersión lingüística. Más aún, yo creo que el segundo aspecto tuvo mucho peso. Viviendo en España no tenía más remedio que ir aprendiendo castellano.
Estoy deseando volver a verla para preguntarle cómo le va su aprendizaje del inglés mientras ve la televisión. Quizás me sorprenda.
Cursos online.
Vivimos en la época de los info-productos. Productos digitales que podemos descargarnos en el móvil o en el ordenador y consumirlos cuando queramos. Uno de los info-productos estrella son los cursos. La industria digital de la enseñanza es un nicho que mueve millones de euros al año. Dentro de estos cursos, los de aprendizaje de idiomas y, en concreto, los de inglés es una de las categorías en las que más oferta encontramos. Algunos de estos cursos son realmente buenos.
Los cursos online tienen sus ventajas y sus inconvenientes. La mayor ventaja es que puedes estudiar a tu ritmo. Nadie te obliga a asistir a clases ni a presentarte a exámenes en una fecha determinada. Muchos de estos cursos están compuestos por clases en video que puedes verlas cuando consideres oportuno. Al estar grabadas, puedes volver a visualizarlas si lo necesitas.
Como inconveniente tiene que como no hay un seguimiento por parte de un profesor, puedes desconectarte y dejar de estudiar. Al productor o distribuidor del curso le da igual, ya que lo pagaste en su momento para descargarlo.
Estudiar por tu cuenta siempre requiere un nivel de autodisciplina mayor al que necesitas con métodos más tradicionales.
Aplicaciones.
Podríamos decir que es una variante de los cursos online. En este caso se trata de aplicaciones que puedes bajarte en el móvil y tener acceso a un curso o a un servicio de enseñanza en streaming. Muchas de estas aplicaciones funcionan con membresías; es decir, pagas una cuota mensual que te permite acceder a una serie de servicios. Normalmente, clases en vivo por videoconferencia o sesiones de tutoría.
El blog de enseñanza Top 5 Aprende Idiomas nos habla de algunas de las aplicaciones más interesantes. Entre ellas podemos encontrar la versión móvil de algunas de las cadenas de academias de idiomas más conocidas que existen como Open English, donde además de dar clases grabadas y programas de ejercicios, ofrece también la asistencia de un profesor particular para aclarar tus dudas. En el método Babbel, otra de las aplicaciones, se enseñan hasta 14 idiomas diferentes por medio de videos basados en situaciones de la vida cotidiana. Con ejercicios por videoconferencia simulando estas situaciones con un profesor nativo.
Las aplicaciones tienen la ventaja de que al tenerlas en el móvil podemos utilizarlas siempre que tengamos un hueco libre. Cuando viajamos en metro o mientras tomamos un café. En lugar de ver videos de TikTok, estudiamos inglés.
Aunque se aprecia una tendencia a introducir clases en directo y sesiones de tutoría, las aplicaciones siguen siendo un método poco personalizado que no termina de adaptarse del todo a las necesidades y problemas concretos del alumno.
Academias de idiomas.
Este es el método más antiguo de todos, pero, en mi opinión, el más efectivo. Lo es por tres razones.
La primera de ella es que al arreglarse el alumno un horario para asistir a las clases, ya manifiesta una voluntad de estudio, que se puede disipar con otros métodos más relajados. Pienso que las mejores clases son las presenciales, hay un contacto directo con los profesores y compañeros. Ahora muchas academias han puesto en marcha clases online por videoconferencia que les permite ampliar la base de alumnos a aquellas personas que se pueden desplazar a la academia física.
La segunda razón es porque tienes a tu disposición un profesor que hace un seguimiento de tu proceso de estudio. Es la formación más individualizada que existe. No porque el profesor se adapte a tus horarios, sino porque lo hace a tu nivel de conocimiento para, a partir de ahí, elevarlo.
La tercera razón importante es porque la mayoría de las academias se guían por objetivos concretos. Preparan a los alumnos para superar un examen de la Escuela Oficial de Idiomas (A1, A2, B1. B2, C1, C2) o el de otros certificados prestigiosos como los que concede la Universidad de Cambridge. Un objetivo más material que aprender inglés en general.