Hemos escuchado a muchas personas, sobre todo a políticos de una y otra ideología, hablar de algo llamado el Estado del Bienestar. Se supone, según dicen los expertos en el tema, que este concepto hace referencia a la mejora de la calidad de vida que se experimentó en Europa durante el último tercio del siglo XX y durante los primeros años del siglo XXI. Se supone, en resumidas cuentas, que ahora vivimos bastante mejor que antes, que tenemos unos servicios públicos de más calidad y que tenemos todo lo que necesitamos para tener una vida digna y que nos permita cumplir con nuestras expectativas.
Pero, ¿qué parte de todo eso se ha cumplido? Es cierto que durante algunos momentos nuestro nivel de vida ha mejorado, pero nadie se dejará engañar por las apariencias. Desde la crisis económica surgida en el año 2008, la verdad es que hemos perdido buena parte de ese Estado del Bienestar del que disponíamos antes. Es algo de lo que cada vez más gente se ha dado cuenta y que, desde luego, ha tenido una influencia en la manera de pensar y en la de actuar de las personas. Por eso, ahora tenemos una mayor desafección política y por eso también somos más ahorradores que antes.
Queremos demostraros con datos que lo que decimos está cargado de razón. En primer lugar, hemos querido hacer referencia a una noticia que fue publicada por el diario El País el 17 de diciembre del año pasado. En ella, se indicaba que solo una de cada tres familias había llegado a la pandemia con 2.200 euros ahorrados, con lo que, teniendo en cuenta la cantidad de ERTEs y despidos ocasionados por la crisis económica derivada del coronavirus, se podía presuponer las dificultades por las que se estaba pasando en el seno de muchos hogares de nuestro país.
Por otro lado, hemos querido hacer referencia a un asunto del que somos conscientes, pero al que no le damos la importancia que merecería: el tamaño de los hogares. Según una noticia publicada en el portal web del diario La Tribuna de Albacete, este tamaño es cada vez menor. Eso merma la calidad de vida de la gente, especialmente la de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, que es la que suele residir en lugares así. Y durante el confinamiento, en el que hemos tenido que pasar una inmensa mayoría del tiempo en casa, eso se ha notado una auténtica barbaridad.
La importancia que le otorgamos a la vida en el hogar se ha multiplicado a raíz de la llegada de la pandemia durante el año pasado. Multitud de personas han sido conscientes de lo pequeños que son los espacios de los que disponen en su propia casa o piso y han decidido hacer algo para ponerle remedio a ese asunto. Una de las cuestiones que ha venido siendo cada vez más popular para ello ha sido la eliminación de las lavadoras. Y es que, según hemos podido saber gracias a los empleados y empleadas de Lavatur, ha crecido la cantidad de hogares que no disponen de lavadora y cuyos inquilinos han decidido confiar en entidades como las lavanderías para mantener la higiene de sus prendas de vestir.
Un estilo de vida cada vez más habitual
Hay algo que debemos tener claro y es que no son solo ‘cuatro gatos’ los que ya viven sin lavadora en casa. Todavía hay gente que piensa que este estilo de vida es algo ‘hippie’, pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que son cada día más las personas que se ven en la necesidad de prescindir de un electrodoméstico como la lavadora en casa para ganar espacio y tener, de este modo, una vida más confortable en el hogar. Y lo cierto es que es una opción que, en opinión de muchas familias, ha tenido un impacto positivo en su día a día.
Las circunstancias son las que son y está claro que en España se ha degradado mucho el estilo de vida en los últimos tiempos. En situaciones así, solemos descubrir maneras de enfrentarnos a nuestro día a día que incluso nos pueden generar algún beneficio. Y ‘externalizar’ el lavado de nuestras prendas de vestir es una de ellas. Son muchas las personas que han visto en quitar la lavadora de sus hogares una manera de encontrar el hueco que tanto esperaban encontrar para ganar habitabilidad en su vivienda.
Está claro que estamos en un momento en el que hay que tomar decisiones si queremos mantener nuestra calidad de vida. Estar cómodos y cómodas en nuestro hogar es la mejor manera para apostar por ello, aunque eso implique prescindir de algunos electrodomésticos y realizar las labores relacionadas con ellos en otro tipo de espacios. A fin de cuentas, lo que importa es que podamos seguir viviendo con dignidad a pesar de las circunstancias. Y en esas están muchas familias de este país.