Cultura alemana, claro ejemplo de superación

Algo tiene Alemania que atrae la atención de todo el mundo. Uno de los países más fuertes y potentes de la Unión Europea, se ha forjado su reputación a base trabajo, solidaridad y superación. Pocas naciones cuentan en su historia con un pasado tan trascendente y perturbador y, pocas naciones han sido capaces de superar un pasado semejante y enmendar los errores cometidos en su momento. Alemania es un claro ejemplo de superación como nación a todos los niveles, diversidad y pluralidad social, son sus signos más evidentes. Quien ha visitado alguna parte de este gran país, ha podido comprobar in situ, su grandeza.

Todos aquellos que visitan Alemania o tienen la intención de visitarla, lo hacen por que consideran este país como uno abierto al mundo, gracias a su cultura plural. Estudiantes de todo el mundo se decantan por pasar un año o todos los que puedan aprendiendo idiomas y empapándose de su cultura y tradiciones. Esa realidad se plasma en centros como CLS Idiomas, que se encargan de gestionar los cursos en el extranjero.

Si echamos la vista atrás, rememorando aquel mundial celebrado en Alemania, podemos recordar cual era el lema oficial “El mundo entre amigos”. Con un lema así, cabe esperar que uno de los grandes rasgos de la cultura alemana sea la cordialidad, junto a la alegría vital y la simpatía que en realidad poseen, lejos de lo que se tiende a pensar. Porque si, ciertamente, la asociación que tenemos junto a la percepción, sobre los habitantes de Alemania es la de poseer un carácter frio y estricto. En contraste con los españoles, cabe señalar que la mayoría de los europeos, resultan serios.

Sin embargo, los alemanes con ese hablar tan contundente, no son realmente esas personas frías y estrictas que pensamos. Se trata de personas afables, muy educadas y cumplidoras que no solo tienen en cuenta el éxito económico. Para ellos, es fundamental tener y disfrutar de la familia, pasar tiempo con los amigos y disfrutar de su tiempo libre. Hay un tiempo para trabajar y un tiempo para disfrutar. Saben conjugar a la perfección estos aspectos de la vida.

Un aspecto que resulta a todas luces interesante, es la manera que tiene esta sociedad de enfrentarse a ese pasado devastador. Perdonarse mutuamente, fue lo que hicieron en el año mi novecientos ochenta y nueve, con la caída del muro de Berlín. Volver a ser un solo pueblo, superar ese amargo pasado y volver la vista atrás solo para no caer en los mismos errores, ha traído consigo una cultura conmemorativa, un profundo arraigo de valores como la solidaridad y un extremo respeto por la diversidad. Las barreras no existen en Alemania, aunque saben poner a cada uno en su lugar.

Con los brazos abiertos

Hace décadas que Alemania fue transformado en un país de inmigración. Tras la postguerra española, muchos compatriotas, fueron a Alemania en busca de trabajo y lo encontraron. Fueron acogidos y protegidos por un sistema que vela por todos los que allí ponen un pie. Actualmente, Alemania sigue ostentando ese título y son millones los extranjeros que han dejado su país para probar suerte en esta tierra. Las cifras corroboran estas palabras: de los más de ochenta y cuatro millones de habitantes que componen Alemania, mas de diez y medio, son extranjeros. Si a estos, sumamos los que han adquirido nacionalidad alemana, la cifra se dobla.

Esta creciente pluralidad cultural, supone al país un reto social y político que representa una oportunidad más de reforzar la convivencia en pleno corazón de Europa.

El porque de que muchas personas decidan irse a vivir o estudiar a Alemania, es a buen seguro, que se han percatado de que se trata de un país que ofrece infinitas posibilidades, oportunidades para todos y excelentes ofertas de trabajo, con una buen remuneración.

La mayoría de las grandes ciudades que conforman la nación, tienen la misma variedad plural: se han convertido en punto de encuentro de personas procedentes de diferentes culturas, idiomas y religiones. El pensamiento alemán es que los inmigrantes contribuyen de forma decisiva a que el país mantenga el éxito y la imagen positiva que tanto les ha costado lograr. Son numerosos los inmigrantes que, poniendo un pie en Alemania, han alcanzado progreso social y profesional. Profesionales de la docencia, empresarios, ingenieros, artistas o políticos, sin pretensión en sus países de origen e infravalorados y sin lugar para ejercer su profesión, han encontrado su sitio en este gran país.

Que la sociedad alemana se haya convertido en una sociedad tan plural en muchos ámbitos, tiene algo que ver con las posibilidades de participación de las que disponen los inmigrantes. Entre otras, el alto nivel de respeto y la puesta en práctica de los derechos a un trato de igualdad y la participación son fundamentales en ese sentido. Derechos expresados de forma especifica en la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania.

No es de extrañar entonces que se encuentre dentro del top ten de ciudades con mejores condiciones de vida en todo el mundo. Tres de sus grandes urbes: Düsseldorf, Múnich y Fráncfort, cumplen sobradamente los criterios necesarios para formar parte del ranking. Estabilidad política, criminalidad, condicionantes económicos, libertad individual y de prensa, asistencia sanitaria, sistema escolar, vivienda, contaminación y ocio, son los requisitos que cumple a la perfección.

Alemania cuenta en su haber con un elevado número de logros sociales que las personas valoran, con independencia de su género, edad u origen. La citada estabilidad política y económica, la existencia de una comunidad solidaria que cuenta con un sistema de seguridad social competente, la libertad de opinión o profesar una religión o creencia, junto con la cobertura de la asistencia médica y sus costes asumibles, la vigencia del principio de legalidad jurídica y el papel fundamental que ejercen las organizaciones no gubernamentales y sindicatos, a las que se unen la importancia que se otorga a la cultura y formación, han convertido a esta nación en una de las más pacíficas.

Es fácil comprender que, partiendo de su pluralidad, reciban a todos los visitantes, con los brazos abiertos.

Una gran oferta cultural y de ocio

Es bien sabido que cuando los alemanes nos visitan, desparraman allá por donde van. Eso no quiere decir que, en su país, no cuenten con una excelente oferta de ocio en todos los sentidos. Si bien es cierto que su forma de disfrutar no es la misma que aquí, otro punto a favor de la cultura alemana. El desparrame justo y el respeto al máximo.

En todo el país, cuentan con cerca de diez mil asociaciones deportivas de diversas disciplinas como el futbol o el tenis. Para entrar en una asociación deportiva, solo es necesario querer formar parte del equipo o simplemente, de la asociación. Es un buen punto de encuentro para aquellos que quieran conocer a personas que compartan sus mismos intereses.

Los amantes de la literatura, pueden perderse entre los miles de libros que copan las estanterías de sus bibliotecas. En las mismas, se organizan de forma periódica, actividades culturales que incluyen lecturas o conferencias y suelen ser de asistencia gratuita o coste reducido.

Para los que prefieran las historia o el arte, no solo existen infinidad de museos. Cada ciudad en si misma, es todo un compendio de arte, historia y arquitectura. Basta con pasear sus calles para adentrarse en su historia y quedar embelesado o embelesada con esos edificios imponentes y grandiosos de la gran ciudad o la humildad de las ciudades medievales que conservan su encanto, tradición y cultura.

No podemos dejar de hablar de la gastronomía alemana que, aunque sabrosa, no es de lo más destacable. Pero sus salchichas, de las que tienen tantas variedades que es imposible probarlas todas, los bretzels, el pastel de carne o sus postres tradicionales como las berlinesas o el Apfelstrudel, así como sus mas de trescientas variedades de pan, pueden resultar una autentica delicia. Obviamente, acompañado de una buena cerveza, algo en lo que si destacan.

Alemania es conocida por nombres que hicieron su historia en ella, la música clásica con Bach, Beethoven o Handel, por citar alguno, moldearon la reputación que distingue a la música clásica alemana del resto y que, hoy todavía trasciende. En el mundo contemporáneo, Scorpions o Lacrimosa, son auténticos reclamos de la música nacional, entre los que destaca, a su vez, la música electrónica con sus DJ,s y productores más conocidos: Paul Van Dyk, ATB, Zedd, etc.

Entre libros y filósofos, podemos encontrar a Anna Frank, Heman Hesse o Bukowski, Nietzche, Kant o Karl Marx. Y podríamos seguir con sus pintores expresionistas como Anselm Kiefer.

Hablar de Alemania y su cultura da para mucho. Su riqueza cultural, pluralidad social, la cordialidad de sus gentes, sus calles de cuento o sus paisajes de ensueño, son el resultado del esfuerzo que ha hecho la nación por sanar las heridas del pasado y enmendar esos errores que otros cometieron. No sabemos si Alemania será de otra manera de haber sido otra su historia, pero si sabemos en lo que se ha convertido y todo lo que ofrece.

 

 

Comparte:

Más para leer

Scroll al inicio