La pintura de una casa tiene una importancia vital en el bienestar de sus habitantes, no sólo por la estética, el estilo y la apariencia general del hogar, sino también por ser una esencial medida de protección contra ciertos elementos externos que pueden dañar las paredes, así como por funcionar como escudo para prevenir daños en las estructuras, humedades, polvo, moho, etc. No cabe duda de que, una de las mejores opciones para llevar a cabo esta obra, siempre es contratar a un experto en la materia, puesto que lo hará de la forma más óptima y profesional posible; pero hay ocasiones en las que, esto, no es posible. Si no tienes el presupuesto suficiente o si, necesitas hacerlo por tu cuenta por los motivos que sean, debes saber que es completamente viable, siempre y cuando te informes primero sobre los pasos a seguir. ¿Te gustaría intentarlo? ¡Vamos allá!
Lo primero que debes hacer es realizar una buena planificación. Reflexiona en torno a los resultados que te gustaría obtener y hazte con el material necesario para ello. Plantéate qué habitaciones de la casa vas pintar, o si quieres que todas vayan con el mismo color. A la hora de elegir el color, tómate tu tiempo, ya que definirá por completo la percepción general del hogar. Tal y como explica la psicóloga Miriam González para el medio El País, “el color es un generador de estímulos y emociones que puede hacer de nuestra vivienda un lugar donde sentirnos a gusto, seguros y relajados”. En este sentido, hay que tener en cuenta que cada color transmite unas sensaciones determinadas. Por ejemplo, los colores claros, hacen que el espacio parezca más amplio y abierto, además de aportar luminosidad, y dar sensación de tranquilidad. Los oscuros, suelen relacionarse con la sofisticación y hacen que las habitaciones parezcan más acogedoras, pero también pueden provocar agobio. Debes pensar muy bien cada detalle. Para ayudarte a elegir la tonalidad exacta, puedes acudir a expositores, tiendas físicas o mirar por internet las distintas paletas. En Pinturas Decolor, tienen un amplio catálogo web de pinturas de todos los colores, texturas, y materiales.
Una vez hayas elegido los colores y el tipo de pintura que quieres aplicar en las paredes de tu casa, es el momento de calcular la cantidad de material necesario y, para ello, te recomendamos que te sirvas de alguna herramienta para medir la distancia en metros. Normalmente, los botes de pintura suelen indicar cuántos metros cuadrados alcanzan. Si no te guías bien, y las matemáticas no son lo tuyo, siempre puedes preguntar en la tienda. Junto con la pintura, es importante que adquieras todos los materiales necesarios, tales como lijas, brochas, rodillos, bandejas o cintas de pintor para proteger el espacio. También te recomendamos que te hagas con un buen número de periódicos, plásticos o cartones para colocar por el suelo y muebles y no manchar.
¿Ya lo tienes todo? Llega un paso clave: preparar la superficie. Antes de pintar debes asegurarte de que las paredes o techos no tienen agujeros o zonas con grietas o rugosidades. Para eso, tendrás que poner masilla en cada uno de los lugares necesarios. Después, ¡ni se te ocurra coger las brochas directamente! Toca proteger muy bien todo el espacio que no vaya a ser pintado. Coloca cinta en los zócalos, ventanas y puertas. Esta acción es vital, y determinará un resultado mucho más profesional.
Llega el momento de aplicar la pintura y, para ello, lo mejor es comenzar por los bordes, esquinas y zonas más delicadas como marcos de puertas o ventanas. Si ya tienes estas zonas cubiertas, llena una bandeja o recipiente con pintura y aplícala de manera regular. Intenta hacerlo vertical u horizontal, pero no combines la dirección, ya que puede afectar al resultado. Después, tendrás que esperar a que se seque y, en este caso, el tiempo estimado puede variar dependiendo de las instrucciones del fabricante, así que lo mejor es que investigues sobre el tipo de pintura que estás utilizando. Cuando notes que la pared está completamente seca, aplica otra capa de pintura y vuelve a dejarla secar. Asegúrate de que la segunda capa está lista y retira la cinta de los zócalos, ventanas y puertas, así como el resto de elementos protectores; y limpia y guarda muy bien el material empleado en la pintura.
Recuerda que, aunque se trata de una actividad que cualquier persona adulta puede hacer, no es del todo sencillo. Requiere meticulosidad y paciencia pero, si aplicas estos pasos, nada tiene por qué salir mal. ¿Te ha gustado el resultado? ¡Mucha suerte!