¿Por qué algunos tenemos más caries que otros, aunque nos lavemos los dientes?

Caries

Desde pequeña, mis padres me inculcaron la importancia de cepillarme los dientes después de cada comida, usar hilo dental y visitar regularmente al dentista.

Sin embargo, a pesar de estos cuidados, he sufrido más caries de las que me gustaría admitir. Esta experiencia personal me llevó a cuestionarme el  porqué.

 

La caries es una enfermedad imparable

La caries dental es una de las enfermedades crónicas más comunes en el mundo, pero también una de las que más se infravaloran. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a casi 3.500 millones de personas, o sea, a casi la mitad de la población mundial. En los dientes permanentes (fijos), la caries es el trastorno más frecuente, y supera a enfermedades tales como la diabetes o la hipertensión, que ya de por sí son bastante comunes hoy día.

En España, la situación es cada vez más preocupante. Datos del Consejo General de Dentistas de España indican que el 94% de los adultos jóvenes (entre 35 y 44 años) tiene caries, con un promedio de siete dientes afectados por persona. Una barbaridad. Esto significa que casi nadie escapa de esta enfermedad, independientemente de sus hábitos de higiene. Entre los niños, la tendencia tampoco es alentadora: el 31% de los menores de seis años ya tiene caries, según datos de la Encuesta de Salud Oral en España.

 

Pero, ¿por qué ocurre esto?

Muchas personas creen que la caries es el resultado exclusivo de no cepillarse los dientes correctamente o no usar hilo dental. Hasta hace poco, yo también lo creía. Hasta que me asesoré con La Clínica Dental Sánchez Arranz, una clínica dental con amplia experiencia que nos responde a esta cuestión:

“La caries es una enfermedad multifactorial, lo que significa que su aparición depende de múltiples factores que van más allá de la higiene oral. La dieta, la genética, el tipo de bacterias presentes en la boca, el flujo salival e incluso el estrés pueden influir en la susceptibilidad de una persona a desarrollar caries”.

Esto nos explica por qué algunas personas que no tienen una higiene impecable apenas desarrollan caries, mientras que otras, a pesar de cepillarse rigurosamente, siguen acumulando lesiones en sus dientes. Comprender esto en su totalidad es clave para mejorar la prevención y reducir su impacto en nuestra salud bucal.

 

Factores que influyen en la aparición de caries

  1. El consumo elevado de azúcares es uno de los principales factores de riesgo para la aparición de caries. Las bacterias que tenemos en la boca metabolizan estos azúcares y producen ácidos que desmineralizan el esmalte dental. En España, se supera casi tres veces la cantidad de azúcar recomendada por la OMS, y esto, por supuestísimo, favorece la aparición de problemas de salud bucodental.
  2. La predisposición genética juega un papel crucial, como en el caso de mi marido, cuya familia casi todos tienen caries a pesar de que son muy cuidadosos con su salud bucal. Algunas personas tienen esmaltes más resistentes, mientras que otras poseen una mayor susceptibilidad a las caries debido a factores hereditarios.
  3. La saliva ayuda a neutralizar los ácidos y remineralizar el esmalte. Una producción salival reducida o una composición alterada pueden aumentar el riesgo de caries.
  4. Dientes con surcos y fisuras profundas son más propensos a acumular placa bacteriana e incrementa el riesgo de caries.
  5. El consumo de tabaco y alcohol, así como una dieta inadecuada, pueden afectar negativamente la salud bucodental. Por ejemplo, el consumo de bebidas alcohólicas, especialmente cuando se mezclan con refrescos, puede reducir la producción de saliva, incrementando el riesgo de caries.

 

Más allá del cepillado

Durante años pensé que con lavarme bien los dientes bastaba para evitar las caries. Pero con el tiempo me di cuenta de que había otros factores que también influían, y que estaba ignorando por completo y casi sin darme cuenta.

Por ejemplo, solía beber muchas bebidas azucaradas y ácidas, porque creía que un buen cepillado después lo arreglaría todo. No sabía que estos líquidos debilitaban el esmalte y que, si me cepillaba justo después, podía estar dañando aún más mis dientes en lugar de protegerlos.

También desconocía la importancia de la saliva. Resulta que no solo mantiene la boca húmeda, sino que ayuda a limpiar los restos de comida y a neutralizar los ácidos que dañan los dientes. Pero algunos medicamentos que tomaba reducían su producción y me exponía todavía más a las caries sin que yo lo supiera.

Con el tiempo, aprendí que la higiene es clave, pero no lo es todo. La alimentación, la cantidad de saliva y hasta los fármacos que consumimos pueden influir en la salud de nuestros dientes. Ahora, además de cepillarme bien, intento cuidar, por supuesto, todos estos otros aspectos para evitar más problemas en el futuro.

 

Estrategias para prevenir la caries

Entender que la caries es multifactorial me llevó a adoptar un enfoque más integral en el cuidado de mi salud bucodental:

  • Alimentación consciente: Reducir el consumo de azúcares y alimentos procesados. Optar por una dieta rica en frutas, verduras y alimentos integrales.
  • Uso de flúor: Incorporar pastas dentales y enjuagues con flúor en mi rutina diaria para fortalecer el esmalte dental.
  • Visitas regulares al dentista: No solo para limpiezas, sino también para recibir consejos personalizados y detectar problemas de manera temprana.
  • Hidratación adecuada: Beber suficiente agua para mantener una buena producción salival y evitar la sequedad bucal.
  • Evitar hábitos nocivos: Reducir o eliminar el consumo de tabaco y alcohol, que afectan negativamente la salud oral.

 

El papel del estrés en la salud dental

Uno de los efectos más directos del estrés en la salud bucal es el bruxismo, es decir, el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes. Muchas personas lo hacen sin darse cuenta, especialmente durante la noche, y esto puede desgastar el esmalte dental y dejarlo más vulnerable a la caries. Mi esposo no fue consciente de que tenía bruxismo hasta que durmió comigo la primera vez, por ejemplo.

El estrés también afecta la producción de saliva. Cuando estamos tensos o ansiosos, nuestro cuerpo puede reducir la cantidad de saliva que produce, lo que genera sequedad en la boca. Y, como ya sabemos, la saliva es clave para limpiar los restos de comida y neutralizar los ácidos, por lo que su disminución aumenta el riesgo de caries.

La alimentación poco saludable a veces viene con el estrés. Cuando estamos nerviosos o bajo presiónrecurrimos a snacks azucarados, refrescos o alimentos procesados, sin pensar en los efectos que hacen en nuestros dientes. Además, el estrés puede hacer que descuidemos la higiene dental y que olvidemos cepillarnos después de una comida.

En el caso de mi esposo, reducir el estrés le ayudó a sentirme mejor y a mejorar su salud bucal. Aprendió a controlar la ansiedad con técnicas como la meditación y a ser más consciente de sus hábitos alimenticios y de higiene dental.

 

Errores comunes en la higiene dental

No se trata solo de cepillarse, sino de hacerlo de la manera correcta.

Uno de los errores más frecuentes es cepillarse con demasiada fuerza. Aplicar más presión puede desgastar el esmalte y lastimar las encías, lo que las deja más sensibles y las hace más propensas a problemas como la retracción gingival. Lo ideal es usar movimientos suaves y circulares, en lugar de frotar con fuerza de un lado a otro.

Otro fallo común es no cambiar el cepillo de dientes con la frecuencia adecuada. Durante años usé el mismo cepillo hasta que las cerdas estaban completamente abiertas, sin saber que después de unos tres meses pierde efectividad. Un cepillo gastado no limpia bien y puede acumular bacterias que afectan la salud bucal.

Cepillarse inmediatamente después de comer, especialmente cuando consumes algo ácido, no es bueno ni sano. Esto es porque los ácidos debilitan temporalmente el esmalte y, al cepillarte justo después, lo desgastas más. Lo ideal es esperar unos 30 minutos antes de hacerlo.

Muchos también descuidan el uso del hilo dental, pero este es importantísimo. El cepillo no llega a limpiar bien entre los dientes, por lo que se necesita una ayuda estra para conseguirlo. Por ello, incorporar el hilo dental en tu rutina diaria marca una gran diferencia en tu salud bucal.

Corregir estos pequeños errores puede ayudarte a mejorar la protección de tus dientes y a reducir el riesgo de caries. A veces, no basta con cepillarse: hay que asegurarse de hacerlo bien.

 

Como ves, puede venir por muchas razones, no solo por no cepillarse los dientes

Ver lo que le ha pasado a mi esposo me hizo darme cuenta de que, aunque la higiene bucal es clave, no es lo único que debemos cuidar. Para prevenir las caries, es importante fijarnos también en lo que comemos, en nuestros hábitos diarios y en cómo funciona nuestro cuerpo.

Si, como mi esposo, alguna vez te has sentido frustrado porque te cepillas bien y aun así tienes caries, te animo a mirar un poco más allá. Quizás haya algo en tu rutina que esté afectando tu salud dental sin que te des cuenta. Conocer mejor estos factores y prevenir a tiempo puede marcar la diferencia y ayudarnos a mantener una sonrisa sana por más tiempo.

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